martes, 26 de mayo de 2009

Días 1 al 5. Adaptándonos a la altura en Potosí.


Hola a todos! Escribimos por primera vez en viaje desde el hostal F** de Potosí.


De atrás pa´lante, salimos desde Formosa el jueves 21 en un Flecha Bus hacia San Pedro de Jujuy. Empezamos bien, ligando cuatro alfajores gratis (todo es economía en el viaje!) y después viajando cómodos y durmiendo bien. En el interior de Formosa habían cortes de ruta, pero sólo paramos unos 40 minutos en Fontana.

El bus hizo muchas paradas, entre sueños escuchamos que habíamos cruzado a Salta. Cerca de las 6 ya veíamos el paisaje de Jujuy y una hora más tarde bajamos en la terminal de San Pedro. Un ratito después subimos a otro bus hacia San Salvador (los sanpedrinos dirían hacia Jujuy) y un ratito después un interurbano que nos dejó en la ruta 9, camino a La Quiaca.



Empezamos a dedo.


En Yala, a 25 kilómetros de San Salvador, paramos antes de una bifurcación en la ruta, nos acomodamos las ropas, nos peinamos un poquito y sonreíamos a cada vehículo que veíamos, con los pulgares al viento.

Nos sorprendió que no pasaran muchos camiones. Autos familiares, remises y combis con pinta de estar trabajando pasaban delante nuestro casi todo el tiempo. Después de casi una hora, nos levantó un señor de La Pampa, que vive en Jujuy e iba hasta Tilcara. Muy buena onda el tipo, viajero también. Es médico y se mudó al norte hace casi 30 años, en los que hizo, por ejemplo, 800 kilómetros en bici hasta el paso de Jama, en la frontera con Chile.

Nos dio algunos consejos acerca de las rutas y los cuidados en el viaje, y además nos hizo una especie de tour guiado contándonos acerca de la Quebrada de Humahuaca, la historia, las guerras, la gente del lugar y otras historias. Ah, y otra cosa que nos cayó muy simpática es que nos preguntara si éramos “artesanos”... eeeh, ¿so jípi vo?


Nos despedimos del señor, sin saber su nombre, pero con una sensación muy linda y positiva. Paramos en una estación de servicio a hacer dedo de nuevo, para esto era casi el mediodía ya. Estuvimos quizás casi dos horas ahí sin mucha suerte: la mayor parte de los vehículos que andaban por ahí circulaban dentro del pueblo. Algunos llevaban gente a una escuela, frente a nuestro cartel rutero-sombrilla. Comimos algo de las mochilas y seguimos esperando. En un momento una chica con mochila se paró a hacer dedo unos 100 metros antes que nosotros. Sin saber si “incumplía” alguna especie de código, no nos pareció bien que se pusiera delante nuestro, según el sentido de la ruta. Le hicimos señas pero ni bola.

Igual tuvimos suerte y al ratito nos levantó una pareja de viajeros franceses. Ahí nos dimos cuenta de lo grandes que son nuestros equipajes: dos mochilas grandes cargadas al caño, con cuatro bultos adosados (carpa, colchón, frazada y termo), más una mochila de mano con cosas tan diversas como cámaras, comida, sogas, teléfonos y un peine.


Viajamos con los chicos hasta Humahuaca, unos 50 kilómetros hacia el norte. Charlamos un poquito y cabeceamos bastante; Nati hasta se durmió un rato.

Vuelta a la ruta; nos acercamos a un puesto de gendarmería, a unos 300 metros de donde nos bajaron los franceses. Sentimos mucho cansancio caminando ese trayecto, así que decidimos recurrir a la coca. Buscamos hojas para mascar en algunos almacenes y no conseguimos, pero un rato después nos repusimos y continuamos agitando los dedos al lado de la ruta.

En esta oportunidad como en las anteriores, vimos un gesto que nos llamó la atención y aun no sabemos bien qué significa. Para responder al dederil gesto nuestro de “¿nos llevás?”, los conductores levantaban una mano y la giraban de un lado a otro, mostrado alternativamente la palma y el dorso (más fácil, como el gesto cuartetero de la Mona Giménez, pero para arriba). En fin, no sabemos qué significa pero a nosotros también nos gusta el cuarteto, así que buena onda.



Una noche en Humahuaca, un ratito en La Quiaca y otro rato en Villazón.


Veíamos que entraban a Humahuaca muchos buses interurbanos, que seguían hacia el norte. No los veíamos salir, así que la salida debía estar lejos, a un par de kilómetros. Le preguntamos a un chico que pasaba dónde podríamos tomar uno. Nos recomendó ir a la terminal, hacia el centro del pueblo. Esta caminata, que no fue más que de 800 metros, fue una de las más cansadoras, con escaleras y subidas. De camino, conseguimos un paquetito de hojas de coca por dos pesos y empezamos a mascar. Creo que nos ayudó bastante, o al menos creímos eso.


Llegamos a la terminal, descansamos, descansamos, descansamos, averiguamos los horarios de los micros a La Quiaca y, después de comernos un bello mila bien condimentado, decidimos que era mejor pasar la noche ahí y salir a la mañana siguiente. Al rato conseguimos un hostel chiquito, cómodo y bien calefaccionado cerca de la terminal. Nos dimos una buena ducha caliente, tomamos unas sopas y dor-mi-mos...

Al otro día, sábado 23, nos levantamos temprano, recorrimos un poquito el pueblo (¡qué lindo es andar sin mochilas!), sacamos algunas fotos y fuimos a la terminal. Cerca del mediodía llegamos a La Quiaca, en un bus poblado a medias por gente del lugar y por viajeros que io-habla-espaniol-solo-poquitiou...

Compramos pan, queso y frutas en un mercado de la ciudad y caminamos hacia el cruce a Villazón, Bolivia. Hicimos el trámite de migraciones sin problemas, cambiamos plata y nos conectamos a internet para ver si alguien nos esperaba en Potosí al día siguiente.


Sin novedades por ese lado, volvimos a caminar despacito (no hay otra forma, je) hacia la terminal de ómnibus de Villazón. Conseguimos los boletos para las 7 de la tarde, con lo que nos quedarían cinco horas de espera hasta la salida del bus.

Nos acomodamos en una placita en refacción, compramos una especie de milanesa bien condimentada y bastante aceitosa, que venía con papas, tomates y arroz. Comimos y nos pusimos a coser las mochilas que venían medio jugadas ya (y eso que no habremos caminado ni dos kilómetros en total!).

En el tiempo que nos quedó, descansamos, secamos algunas ropas y observamos a la gente un sábado a la tarde en Villazón. En cuanto a eso, creo que hay dos formas de observar a la gente diferente a uno mismo: desde las diferencias o desde lo que tenemos en común. Porque, si bien hablamos diferente, nos vemos diferente, nos relacionamos de distintas maneras, aquí y allá vimos adolescentes hablando de los chicos a los que miran y de los que escapan, viejitos que se juntan a charlar bajo el sol, chicos mostrando celulares con cámara en los que suenan pop, cumbia y reggaeton... Y algo que me llamó mucho la atención: un grupo de cinco o seis chicos practicando break dance en la plaza.


Bien, pasaron algunas horas, volvimos a la terminal y nos sentamos a esperar y observar de nuevo a la gente, mientras oscurecía y empezaba a pegar el frío. Abundaban los vendedores (algunos de ellos acarreando bolsas, subiéndolas o bajándolas de combis y taxis), y niños con sus madres. Una escena novedosa de ver, fue aquella en la que las mujeres de trenzas largas y vestidas con las ropas típicas, las llamadas “cholas”, cargaban a sus niños a las espaldas, envueltos en una tela. Por lo que vimos, lo hacen con la ayuda de otra persona, primero envolviendo a los niños en la tela y luego anudándosela en el pecho.

Subimos al colectivo y tuvimos una espera algo extendida, en la que nos ofrecieron gelatina, gaseosas y bandejas con pollo y arroz, al grito de “pollos, ¿se lleva un pollo?, llévese su pollito...”



Camino a Potosí.


Salimos a la ruta en plena oscuridad, después de las 8 de la noche. Estábamos bastante cómodos, el coche estaba muy bien y los asientos eran buenos, con buena reclinación.

Para poder acomodarnos con nuestras mochilas, habíamos elegido los primeros lugares, con lo que también tendríamos la mejor vista del trayecto.

Esta vista fue para nosotros totalmente nueva, el paisaje era muy curioso y hacía que el viaje pareciera algo aventurado. Se trataba de una especie de desierto de tierra seca con un solo camino angosto de suelo apisonado. En varios lugares se veían señales de obras viales como montículos de tierra, zanjas y maquinarias. Eso hacía que el camino tuviera quiebres extraños, con bajadas a unas hondonadas irregulares y pasos más y menos estrechos.

Además vimos situaciones en las que las curvas eran tan agudas que, por las murallas de tierra que se alzaban al lado del camino, impedían la visión al otro lado del “ángulo” que el bus tenía que girar. Entonces uno de los choferes tenía que bajar, caminar hasta la esquina a doblar, ver si no venía otro vehículo del lado opuesto, y avisar al conductor que efectivamente podía doblar...


Pero lo mejor de ese viaje se dio en una de las primeras paradas, donde teníamos entendido -según nos dijo la mujer que nos vendió los pasajes- habría tiempo para cenar. No íbamos a comer, ya que yo había cenado algo de las mochilas y Nati venía medio descompuesta; pero decidimos bajar a estirarnos un poco, comprar agua e ir al baño. Yo la esperaba a Nati en la puerta del sanitario y se me ocurrió estirar el cuello para asegurarme de que el bus esté. ¿Y qué pachóoooooo? El bus se fue!! Lo vi saliendo de la terminal, corrí cuanto pude detrás del coche y tuve la GIGANTE suerte de que giraba en una rotonda volviendo hacia el lado del que yo venía corriéndolo. Le chiflé y le grité algo como “espere, faltan dos personas!”

El chofer HDRMP se iba simplemente, sin siquiera verficar que todos los pasajeros estaban en el bus...

Finalmente paró unos cien metros más adelante, la busqué a Nati y volvimos a subir. Quedó un segundo más de historia para que los choferes, sin la más mínima disculpa o gesto mediante, se rieran de mí porque me golpeé la cabeza con el marco de la puerta de la escalera...


Después, sueño, ruta y polvo hasta llegar a Potosí, doce horas después de salir.

Hacía mucho frío y nos calzamos todos los abrigos que teníamos a mano. Llegamos, cruzamos frente a la terminal para dejar los bolsos en un depósito y cargar agua caliente. Tomamos un micro urbano al centro y desayunamos en la plaza central. Ahí charlamos con un señor que nos recomendó algunos paseos mientras nos calentábamos con los primeros rayos de sol.

Paseamos un poco por el centro, casi vacío y con todo cerrado un domingo a la mañana.

Visitamos una iglesia, la casa de la moneda (a donde finalmente no entramos) y otros lugares cerrados. Después averiguamos horarios y precios de algunos tours a las minas... Ese paseo deberíamos estar haciéndolo en estas horas (lunes 25, a las 11 am), pero la altura dijo no.

Aprovechamos la tarde para ir a unas aguas termales a 25 kilómetros de Potosí, en Tarapaya. No encontramos lo que imaginamos, pero la pasamos bien, descansamos, pasamos un ratito de frío fuera del agua, almorzamos pan, queso y ensalada y nos volvimos algunas horas después.


De vuelta en Potosí, caminamos en busca de este hostal donde estamos, del que sólo habíamos anotado que era más o menos barato. ¿Nombre y dirección, para qué? Ja! Bueno... recordábamos que estaba al final de un callejón que empezaba en una feria de flores. Recordamos mal, no estaba. Paramos en una esquina para sacarnos las mochilas y tratar de orientarnos, en esa zona de calles angostas y muchas diagonales que habíamos caminado sólo una vez en la vida, deambulando y divagando. Y como siempre todo sale bien, se acerca un loco, me ofrece una tarjetita y dos botellitas de cerveza y me dice “para ustedes...”

Lo saludé y le agradecí la buena onda, él se dio vuelta y subió a su camión de reparto, frente a un almacén.

Nati se había ido a la vuelta de la esquina a tratar de encontrar el hostal, mientras yo me quedaba con las mochilas. Me acerqué entonces al camión cervecero, todavía parado, y me puse a charlar con el buen amigo de las birris. Me contó que había trabajado en Argentina y que su esposa estaba allá, también trabajando en La Salada. Al ratito, muy amablemente, me ofreció llevarnos en el camión a buscar este hostal u otro que querramos, ya que no tenía nada para hacer...

Así que hasta aquí nos trajo ayer a la tarde y acá estamos haciendo reposo para reponernos un poquito del mal de la altura. Nos recomendaron unas pastillas “sorochipil” (Sorojchi Pills) que ya tomamos para reducir el dolor de cabeza y evitar los vómitos.


Ya nos sentimos mejor y por eso nos vamos. Mmmm, en realidad tenemos que dejar la habitación, y por eso nos vamos, ja! Peros nos sentimos bien, descansamos y tenemos poco por caminar hasta llegar a la terminal y tomar un bus a Sucre, donde nos espera Gaelle de Couch Surfing.

Por primera vez vamos a vivir la experiencia de surfear un sofá!! Tenemos muchas ganas de hacerlo y esperamos ser buenos surfers... Si quieren saber más del Couch Surfing, pueden enterarse acá.


Besos y abrazos para todos, esperamos haberlos entretenido! Nos leemos en alguna parada próxima!



Informaron Nati y Rulo para locaeialocoió, desde Potosí, Bolivia.

9 comentarios:

ña pao dijo...

no puedo creer! ni empezaron y ya me da todo piri lo que escriben!! mariño, no comas cualquier cosa, que vos sos delicada! y ruli, se te quiere!
abrazos y besos gigantes a los dos!
pao

oz dijo...

Buenisimo! por favor! no dejen de escribir eh! suban fotos! dale Nati ponete esos sombreritos, hacete trenzas! rulo conseguite un poncho rojo a lo Evo! Carajo disfruten cada segundo, les juro que leerles dan ganas de pirarse uno tambien!

Cristian Ochoteco dijo...

JAJAJA LOCOOOOS! RAJENSÈ UDS TAMBIEN!!

Salvando el tema de la guita que se necesita
(que tampoco es taaantísima), viajar es re facil!!! y esta rebuenoooo

BUeno, ahora salimos hacia COchabamba... no saben todo lo que tenemos para contarles de SUcre!

CHAU! Y FELIZ DIA BOLIVIANO DE LA MADRE PARA LINDAAAA!! BESOOOOSS

Rulo (nati está aca cerca, con los bolsos ja)

psychorach dijo...

me encanta, a ver si yo tambien me pongo las pilas y bloggeo mis aventuras por rusia ;)
aunque yo no ire a dedo sino en tren... mi primera parada me toma 4 dias en tren... chiquitito el pais este, no?
a ver si me dan consejos para acomodar la mochila y los bartulos adyacentes.
beso fresco

maru dijo...

que bueniiichimooo! me alegron encontrarlos bien ya recuperados del juego del gomito q les hizo la altura. pilas con os nombres de los lugares y los gentos buena onda...supongo tampoco saben el nombre del amigo cervecero no???? jiji
sigan pasandola hermoso y conociendo...y la prox conectense con un micro tb!!!!
besazos! los quiero!!!

Mara y Pato dijo...

holaaaa. que lindo leerlosss!!! que felicidad que esten disfrutando de su sueño!!!...los queremooos muchoo y seguimos esperando sus noticias aventureras...besos de pato ,,muchos besos mios y muchas mordidas de monchito!!! cuidense!!!

Unknown dijo...

Muy bueno los sucesos y el relato, y eso que apenas comienza. ¡Fuerza! y esperamos las fotos.

Eduardo Roldán dijo...

Que lindo viajesito que nos regalaron en estas letras!!
Abrazos amigos!!..

Formonauta dijo...

holaaa chiiicos
qué bueno leerlos! muy entretenido el relato!
Tengo un buen recuerdo de Potosí...
de a poco, se me hace que esas mochilas van a ir alivianándose a la fuerza... cuanto más liviana la mochila mejor ;)
lo del mal de altura es todo un tema... me hicieron dar cuenta que yo lo tuve en el camino de cornisa de Salta a Jujuy y después hasta Ecuador no lo tuve más, y eso que era la parte más baja! así que cuando lleguen a La Paz, que es súper alto, pienso que ya van a estar curados de espanto.
No tengo un buen recuerdo con los colectivos bolivianos, por ser quienes éramos, nos insultaban en aymará los choferes y todos se reían, sólo por ser más "gringous", la venganza de la Pachamama... fue la única vez en mi vida que me sentí discriminada, pero bueno, soy tolerante, entendí el mensaje histórico, pero no es lindo...
tengan cuidado cerca del lago en esos bellísimos pueblitos que vale la pena recorrer, porque descubrimos que tienen un truco las cholitas para vender, cuando te dan el cambio, cuentan rápidamente dos veces el mismo billete y te comieron uno, una especie de truquito de magia muy rápido, son geniales, pero a veces el truco te sale caro. Nos pasó varias veces, cuenten los vueltos nomás por las dudas y todo va a estar bien ;)
sigo leyendo el otro, y estoy bajando sus fotos, mañana veré de publicarlos en enviajes como habíamos quedado.
Buen viaje, mochilerotes de talones alados!!!