martes, 16 de junio de 2009

Días 19 al 28. Cusco, primer gran parada del viaje!

Cusco amigos, fue y es una GIGANTE experiencia para nosotros.
Se imaginarán que la visita al Machu Picchu (deben pronunciar “Machu Pikchu”) tiene mucho que ver con ésto. Y en realidad es así. Pero tanto hemos pasado antes y después de la mística ciudad inka (sí, inka es con k), que Cusco fue mucho más que haber logrado ese primer gran objetivo-sueño del viaje…

Gran parte de esta maravillosa experincia cusqueña se dio gracias a Juan Carlos Olivo; Juanca, el Chato, nuestro host de CouchSurfing en San Sebastián, una ciudad pegada a Cusco, a veinte minutos del centro.
Después de pasar una noche en un hostel al que llegamos gracias a Enrique –ávido comisionista, vendedor callejero de servicios turísticos de la ciudad- nos pusimos en contacto con Juanca y llegamos a su casa el día lunes 8.

¡GUAU! Nos recibió con los brazos, las puertas, las canillas, los tuppers y el corazón wide open, ¡súper abiertos! Todo, Juanca nos lo ha ofrecido todo, con la mayor calidez, hospitalidad y gentileza que sintiéramos en todo este viaje. De igual manera se portaron su esposa Anne y su hermano Julián.
Cuando llegamos llevaban apenas una semana viviendo los tres en esta casa, un ex jardín de infantes con lugares bien coloridos y algunas miniaturas útiles para la vida infantil, que hemos sentido realmente como nuestro hogar. Como un home-sweet-home al que daban (y seguramente darán) muchas ganas de volver.

Juanca tiene 30 años y está casado casado, como dije, con Anne. Ambos trabajan en Peru 109, la fundación a través de la cual muchos niños del Peru reciben atención, afecto y posibilidades de aprendizaje. La fundación trabaja con voluntarios de los Estados Unidos (hemos charlado con unos cuantos) que colaboran con las tareas necesarias para la atención de los niños de los hogares a los que actualmente la fundación asiste en San Sebastián, Chimbote y Trujillo (estas últimas dos ciudades al norte de Lima). Acá, en San Sebastián, Julián se encarga de recibir y ayudar a los gringos voluntarios. Hasta hace muy poco tiempo vivió n Buenos Aires, por muchos años, y se volvió para trabajar junto a Juanca y Anne en Peru 109.

En lo que respecta a nuestros movimientos turísticos, el día previo a la llegada a la casa, conocimos el centro de Cusco, con su plaza principal y las dos iglesias a su alrededor.

También hay bares con balcones a la plaza central, hospedajes y todo tipo de comercios afanados por aprovecharse del turista: venta de tours, cambio de monedas, cybers, una tienda donde venden productos de consumo MUY yankees (a precios altísimos!) y otras historias.
Caminando algunas calles y pasillos peatonales laaaaaargos, se llega al “nuevo” centro de Cusco, menos histórico y más comercial. Hablando del paisaje, diremos que en el centro cívico histórico (plaza y alrededores) se conserva con el estilo colonial original, aunque con un aire de vejez a mi parecer. Por ejemplo, la ciudad de Arequipa conserva la arquitectura colonial pero es nueva, más moderna, más viva, más rebosante de cosas para ver y, obviamente, no me refiero sólo a la oferta comercial. Cusco, en cambio, si bien tiene quizás más movimiento de gente, tiene más aspecto de pueblo grande que de ciudad movida.
De cualquier manera, el gusto y disfrute variará según aprecien más el purismo arquitctónico histórico –concepto vanguardista que acabo de inventar para sonar un poco cool-tural-, o les cope una onda más city. Finalmente, lo más atractivo, las ruinas (o sea la arquitectura ya en desuso, vieja y desvencijada, ja) están en su mayoría fuera de la ciudad.

Lo que encontramos más interesante (a parte de la comida, claro) fueron unos cuantos museos que visitamos después de pagar el “boleto Cusco”, o algo así, un pase que te permite acceder a varios lugares de interés con un costo reducido. Después de bajar con el mate, Nati me los va a recordar uno por uno, pero trataré de hacer mi aporte espontáneo y quizás desordenado, pero así es la vida amigos (al menos la nuestra).
Lo primero que recuerdo, lo último en orden, creo, es un museo construido en el predio de unas ruinas inkas sobre la Avenida del Sol. Bueno, habían objetos inkas y preinkas, herramientas, tejidos, piedra tallada, ídolos y otros objetos de culto, cráneos que fueron objeto de cirugías, aparentemente exitosas en la época, entre otras cosas. También había -algo escondido y con una muy negligente falta de señalización, debo denunciar- un baño que visité con toda la alegría y sed de paz de mi alma y otra parte más, ya que ese día comenzaba a estar densamente enfermo, con mareos, dolor de cabeza y reiteradas urgencias tocándome a la puerta de atrás.
En fin, después del toillete-moment (suena a título de canción de Charly, compónganla los músicos!) recuerdo haber visto referencias al arte pictórico posterior a la llegada española, cuestiones relacionadas a las ofrendas a la Pacha Mama y... y eso nomás.

Ahora llega Nati con el mate imposiblemente dulce y me dice que el place se llama Museo Qoricacha. Y yo le dije se te ve la cucaracha (estoy muy boludo tan temprano a la mañana, sorry). Bueno, y dice que lo más importante es la terraza superior (digamos el techo del edificio) donde están los restos de lo que fuera el Templo del Sol en Cusco (en su momento llamado “Qosqo” por los Inkas), que los hijos de recontraputas de los españoles, sanguinarios de mierda, destruyeron para construir un convento. Sépanlo, quienes no lo saben, que los muy soretes evangelizadores, en el nombre de la Santa Cruz y seguramente de sus reyes católicos, destruían todos los lugares de culto de las civilizaciones nativas, y construían iglesias sobre sus ruinas. En Puno –lugar que nos falta describir y relatar aun- Lizandro nos hizo la siguiente referencia: frente a la plaza central, que en su tiempo fuera un lugar religioso de los nativos, se construyó una iglesia católica. Bueno, los españoles –que en esa oportunidad, no sé por qué, no destruyeron la plaza/templo- construyeron esta iglesia a mayor altura, para darle más importancia, ya desde lo urbano o paisajístico. El punto era reemplazar los símbolos de culto local (oh, sacrílegos) por símbolos cristianos (oh, los puros, nobles y pacíficos) para ir sustituyendo la adoración de unas imágenes por otras.
En lo que se llama El Valle Sagrado de los Inkas, una extensa región entre montañas que conecta Cusco con Machu Picchu y otras ciudades inkas, hay hoy una indisociable fusión entre el catolicismo y la religión original del inkanato. Se mezclan danzas y ritos prehispánicos con crues y vígenes, sacrificios de animales en adoración a la tierra, culto a las montañas y misas dominicales.
Es bastante extenso e interesante lo que vimos y escuchamos en cuanto a religiones y evangelización. Entre todo eso, algunos detalles sobre cuestiones no aceptadas poro el inka (como la idea de que un solo dios puede ser en sí mismo una trinidad) , y también pequeñas trampas que los indígenas locales, inkas y de otros pueblos, hicieron a los conquistadores. Por ejemplo, incluir dentro de la simbología cristiana de las vírgenes, santos, cruces y ángeles, elementos de culto indígena como cruces autóctonas, animales sagrados, símbolos de fertilidad, y tambén alegóricas manchas de sangre (marca de la evangelización) como parte de la pintura interior de iglesias.

Ok, hecho mi descargo-denuncia, volvamos a la línea de tiempo de nuestro relato. Estamos recién en nuestros primeros das de visita a Cusco.
En el segundo día visitamos también el Museo del Inka. Vimos más o menos lo ya visto en cuanto a objetos exhibidos: momias, alfarería, textiles , herramientas, objetos rituales, etc. Pero había una buena exposición de todo lo que constituía el Tawantinsuyo, el gran Imperio Inka. Vimos su división en cuatro regiones (Inkasuyo, Collasuyo y googleateelresto) y los distintos tipos de terreno con sus respectivos climas, actividades y cultivos: valle, montaña google te cuenta el otro.
También había una gran maqueta del Valle Sagrado y mapas de Cusco y Machu Picchu en los que se podía apreciar las particulares y místicas formas de estas ciudades. Cuzco es un puma y Machu Picchu es un halcón, que junto a la serpiente son los animales sagrados para los inkas. La serpiente también tiene su gran representación geográfica, en el recorrido del Valle Sagrado.

(...)
Acá hubo una buen pausa en la escritura –a mano, desde que colapsó la Mac- para charlar un rato con Michal (Mijal) y Dominika, de Eslovaquia. Ellos también son couchsurfers, y están parando desde el viernes en la casa del Chato, Juanca, el gran anfitrión de todos nosotros... Son muy tranquilos, sencillos, artesanos, granjeros y viajeros de bajo presupuesto como nosotros (aunque, locosellos, planeaban entrar sin pagar al Machu Picchu).

Bien amigos, la idea era tipear todo y llegar al camino por Santa Teresa, Aguas Calientes y la caminata por el amino inka en la selva, hasta Machu Picchu... Pero che kuerai. Ipukuitereima pea che writing...

Este divague continuará… Contaron -y cortaron- Nati y Rulo, para locaeialocoió, en su último día en San Sebastián (pegadito a Cusco).


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Vuelta a Cuzco, seguimos con nuestro recorrido. El tercer día hicimos un tour por el Valle Sagrado. Enrique, nuestro amigo-promotor-comisionistaturístico-informador-sonreidor-acosador, nos vendió el tour y arrancamos antes de las nueve de la matina. Visitamos dos mercados populares, donde vimos algo que ya conocíamos de Cusco y me parece genial. Son unos juegos de ajedrez donde los bandos negro y blanco están reemplazados por inkas y españoles, ¡muy bueno! En los mercados también compramos algunas cositas para desayunar: bananas y copos de cereales.
Seguimos la ruta, visitamos las ruinas inkas de Pisac. Para llegar, bajás del bus en una explanada-mercado, caminás por un sendero de montaña; o sea menos de ancho, ladera de un lado, precipicio del otro, escalinatas de piedra, paisajes increíbles y turistas minando la majestuosidad del place por todos los wines...
Finalizado ese tramo de media hora más o menos, llegamos a las ruinas. Se trataba de un pueblo agrícola con sus construcciones y terrazas de cultivo. El guía nos contó sobre la arquitectura, las actividades, costumbres y una gran particularidad sobre la ingeniería inka.
¡Pará! Dice Nati que eso no nos contaron ahí, así que esperen y sigan leyendo otros divagues...

Recorrimos el lugar, y yo subí a una piedra alta que tenía una vista panorámica del pueblito y los valles. Más tarde me senté junto al guía y le pregunté varias cosas. Muy buena onda el man, y me explicó cosas interesantísimas sobre la relación entre los indígenas y la tierra. Por ejemplo, que cuando uno va a sembrar o construir algo, hace un ritual para pedirle permiso a la Pacha Mama. A través de un sabio o chamán, se hace un pedido que incluye una pequeña ofrenda de hojas de coca, un feto de llama (por acá se ven bastante), golosinas, bebidas, granos y otras cosas. Después eso se quema para que la montaña, Apu, fume su humo...
A partir de ahí enganchó el divague con que la gente de acá tiene otra relación con su lugar, con el ambiente. Otro ejemplo, Apu, es la montaña en cuanto deidad; todas las montaña son Apus y todas merecen respeto como tal. Ah, y todas están vivas según creen... todo vive.
Otra cosa que escuché ahí (creo que la mencioné antes; en todo caso la repetiré porque es interesante) es la explicación de un guía turístico acerca de brindar con la Pacha Mama. Cada vez que vas a tomar algo, o mismo cuando vas a mascar coca (creo que la palabra “chacchac” denomina al mascar), tenés que darle cuatro sorbitos u hojas a la tierra. Corresponden a los deseos de trabajo, salud, éxito en los estudios y otra cosa que desearía acordarme y decirles pero por ahora no recuerdo. Debe ser algo como tener suerte en el juego del millón de Susana...

Bueno, terminado el recorrido ahí volvimos al lugar donde nos esperaba el bondi. Era más o menos el mediodía, hacía calor pero estaba lindo para caminar... Con Nati y otra gente volvimos por un camino alternativo, más bajo en la ladera de la montaña y algo más largo. Teníamos cierto apuro por el horario del bus, y mi doña se ocupaba de azuzarme cual borrico montañés, queriendo estresarme un poco; pero Dementelibre es libre y zen, más en la montaña...
Tomamos el bus-micro-colectivo-bondi-carro-transporte (a veces no sé como decirle para que les guste a todos jajaaa!); digo que tomamos el bus para llegar a Chinchero, donde pararíamos a almorzar. Compramos una gaseosa para poder ocupar una mesa en un kiosquito y poder armar nuestros sánguches de tomate, jamón, queso fundido y muuuuucho provenzal, YEAH! Che yuruné itereí chera´a... Dámeke beso, damebésoooo!!!
Bueno, después de tres sambus cada uno y postre de bizcochuelo, cañoncito de dulce de leche y una rosquita (piden bis: YEAH!), volvimos a viajar, esta vez hacia las ruinas de Ollantaytambo.

Llegamos al lugar con fresco y bastante viento, ya que hay tres valles que confluyen ahí generando vientos arremolinados y despeinadores. Subimos una larga escalera de piedra nuevamente, ya que las construcciones están en la montaña. En la primera parada el guía contó sobre la agricultura, que se desarrollaba en las terrazas de cultivo (cuestión que también creo haber mencionado antes). Pero en estas terrazas aprendimos algo nuevo e interesante. ¿Saben por qué la cordillera se llama “de los Andes”? Las terrazas agrícolas también fueron llamadas “andenes”, entonces originalmente, los españoles hablaban de “la cordillera de los andenes”. Luego cortaron el nombre (claro, con tanta práctica en cortar cuellos, venas y otras partes, ya lo hacían casi por inercia...) y quedó en Cordillera de los Andes.
Otro dato curioso sobre las terrazas o andenes: son una gran superficie en todo el Perú, y en ellas se podrían producir alimentos (hortalizas, tubérculos, maíz, etc), suficientes como para alimentar a siete millones de personas. La gran curiosidad es que prácticamente no son utilizadas, dado que por su ubicación no permiten el trabajo con tractores y otras máquinas. Por caigüetismo digamos, más extendidamente conocido como paja...

Bueno en cuanto a la visita a las ruinas es interesante el detalle de que las construcciones inkas son antisísmicas. Por la disposición de las piedras y el recorte de las paredes con diagonales, estas construcciones han resistido a varios sismos sin desmoronarse, mientras muchas construcciones modernas, entre ellas iglesias y edificios públicos, fueron total o parcialmente destruidas aquí en las ciudades (piensen que estamos hablando de construcciones de piedra y argamasa de barro y pelo de cuis, de hasta 700 años de antigüedad).
Y otro mega divague del lugar son las caras gigantescas esculpidas en las montañas. En una, frente a la ciudad de Ollantaytambo, se ve el rostro de Manco Capac, el primer Inka (en este caso, la acepción de la palabra inka es otra, que significa Rey). En otra, que se ve de perfil en uno de los lados de la montaña, se representa otro rostro inka. No recordamos de quién sería, pero el divague es que exactamente ahí se asoma el sol el 21 de junio, día del solsticio de invierno...

Terminamos el paseo por Ollantaytambo y arrancamos para el último destino del recorrido, Chinchero. Chinchero es un pueblo pequeño, en donde visitamos un lugar donde un grupo de cholas hacía tejido artesanal, con procedimientos y herramientas heredados desde hace cientos de años. Estas señoras y jóvenes tienen armado el discurso-demostración para los turistas, y fue realmente interesante. Nos mostraron cómo hilaban, lavaban y teñían las lanas, todo con sustancias extraídas de plantas y frutos, y preparados en base a esos elementos y otros básicos como la sal. Fue pintoresquísimo divina, ver una línea de platos con flores, hojas o frutos en cada uno, y otra línea paralela con las correspondientes polvos extraídos de ellos, cada uno de un color.
Lo último que visitamos en este paseo de casi 12 horas, que en realidad solo visitó Nati porque yo estaba defecado de frío, fue una iglesia, frente a la plaza del pueblo. Ahí vio parte de lo que les contaba antes, d los símbolos indígenas ocultos en las imágenes de la iglesia. En ese caso, los españoles contrataron a un buen pintor local para adornar la iglesia, y éste les hizo el pitocatalán pictórico-místico. Man, sos un grosso!

Yo, que no había entrado (ahora recuerdo que no había entrado no por frío, sino por falta de interés y algo de bronca con la cuestión cristiana) estaba recién ahora defecándome de frío justamente por estar afuera, en la plaza. Recorría los puestos de artesanos, que ofrecían tejidos, instrumentos, artesanías y abrigos fuera de mi presupuesto. Aunque, como en el resto del viaje por el Valle Sagrado, ocurría la siguiente secuencia: el artesano o vendedor te ofrece algo, le preguntás el precio por curiosidad, re responde, le decís que nogracias –en mi caso porque no hacemos compras de ese tipo durante este viaje- e inmediatamente te pregunta cuánto querés pagarle por tal cosa. Mierda, y encima hasta ves argentinos y gringos regateándoles precios... HDRMP!!!

Y lo último que recuerdo de este segmento es algo que fue realmente divertido y... cultural digamos, ja. Resulta que yo estaba caminando por la plaza entre los indígenas y artesanos y, de repente, alguien mira para el cielo. Como pelotudez para nada interesante y poco constructiva, diré que creo que vi a esa persona que miró primera al cielo. Bien, entonces señala hacia arriba comentando algo con un artesano vecino. Y en seguida se convirtió en una cantidad de gente haciendo lo mismo, mirando hacia arriba y comentando, mientras seguían con la vista una luz que se movía en el cielo... Y claro, como eran indígenas, digamos que daba más para el divague... quizás ellos tuvieran alguna interpretación especial de esa luz que se movía en el cielo!! Y ahí me entretuve unos minutos, tratando de entender sin preguntar, hasta que una chola dice, con muuucha calma y su voz finita:

- Satélite... vuela...

Ja! Tomá pa vo! Opá la divague con la visión postmoderna de la señora...


Bueno, creo que una vez más me quedé sin contar todo lo que me disponía a teclear al sentarme frente a la PC... (y piensen que empecé a escribir esta parte hace como diez días!) Prometo intentarlo de nuevo! Abrazos!



PD: les dejo algo que es muy lindo para nosotros, y lo hizo un amigo de Córdoba (Arg). Se llama Eduardo Roldán, es Lic. en Comunicación y me hace reir mucho.
Vean lo que escribió el hueón en http://cosasparadecir.blogspot.com/2009/06/locos-ellos.html

Abrazo vo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hello. And Bye.