lunes, 8 de junio de 2009

Días 11 al 13. Copacabana y la Isla del Sol*.


El viaje a Copacabana, parte de la frontera Peruano-boliviana, fue toda una novedad para nosotros. Salimos desde la zona del cementerio de La Paz, en un micro con mucha gente del lugar y algunos turistos. Después de parar en algún mercado y en la ruta, agarramos viaje hacia algún punto sobre la costa del lago Titicaca. Ahí, la gente más habituada a este tipo de viajes, bajó del bus cuando este paró frente al lago. Nosotros no sabíamos nada acerca del movimiento correspondiente al cruce, así que nos quedamos tranquis en nuestros asientos, mirando el lago con la ventana abierta y las cámaras encendidas.

Lo que vimos fue mas o menos lo siguiente: una zona portuaria con algunos botes y lanchas trabajando sus últimas horas de la semana (serían como las 7 de la tarde de un domingo), y muchos curiosos cosos que creo que nunca habíamos visto. Se trata de las balsas que cruzan a los micros de una costa a otra; unas bases flotantes de madera, lo suficientemente grandes para que se estacione un micro encima, como una canoa súper ancha y larga, pero plana.

Nati no se animó a mirar por la ventana pero algunos saltitos y sacudones le indicaron que el micro ya estaba sobre la balsa, flotando en la costa del lago. Poco después, aceleraron los motores y el armazón de madera ya se agitaba de un lado a oto: estábamos flotando dentro de un bus para unas cincuenta personas, sobre una balsa de madera en el lago Titicaca.

Aprovechando nuestra correspondiente emoción, digo yo, se acercó un niñito a cobrarnos uno de los tantos derechos que se pagan en Bolivia. A todo el mundo venía cobrándole, según escuché, un boliviano. Nati le pagó con cinco por los dos y el crío desapareció.

Andá a pedirle el vuelto, andá a pedirle el vuelto, te cagó el mita’i, andá a buscar el vuelto.

Nati ponía alguna excusa confiada y hacía como que esperaba que el nene volviera. ¡Ni cagando! A todo esto seguíamos flotando en el lago y flasheando con lo que veíamos, ya que el atardecer iluminaba y oscurecía los miles de pliegues del paisaje. Hasta que lo veo por la ventana, fuera del micro; parado en el frente de la balsa como pa’ salir disparando ni bien toquemos la costa.


- Nene! Te dimos cinco bolivianos, nos debés tres...

- Ah, ya...


Ahí me di cuenta que nos quería currar posta. Se hizo el perejil, dio un par de vueltas medio dudoso y después se acercó a mi ventana a devolverme las tres monedas. Háganse la idea de que valen menos de medio dólar, pero era el botín a recuperar... Era un ladrón y poli, una escondida. Un juego de un niño contra otro. Y le gané yo, JA!


Terminado ese segmento, vuelta a tierra firme -en un pueblo llamado Tikina- y a la ruta de vuelta. Viajamos una hora más y llegamos a Copacabana, también sobre la costa del lago.

Eran casi las ocho de la noche y nos dedicamos enseguida a buscar un alojamiento para dejar las mochilas. Llegamos caminando al hostal Las Brisas. Baratito, amigable y con baño privado. No era loooo lujoso... bueno, tampoco loooo limpio. Pero el baño estaba joya, el agua salía calentita y pudimos dormir bien.

Pero antes de eso, tuvimos la oportunidad de conocer uno de los lugares más acogedores y cálidos de Bolivia. Ahora no me acuerdo el nombre; Nati está en el baño, a la vuelta me lo recuerda. La cuestión es que era una onda muy hippie, de hecho nos invitó a pasar una chica argentina (de Pergamino! y conocida de Nati del colegio!!), que iba super vestida con túnicas, pantalones de tela, adornillos y sandalias. Eso, cerca de las nueve de la noche y a doscientos metros del lago, significa, para mí, que sería hipi posta (tendrían que sentir el frío del lugar para entender la descripción rebuscada).

Anyway, no es lo importante, pero nos anticipaba algo del ambiente. Velitas en las mesas, sillas desparejas por todos lados, sillones contra las paredes, pan calentándose en una especie de mechero rústico, cuadros de Dalí y Kadisnky aquí y allá, y un argetinazo (este muy buena onda) tocando milonga con una guitarrita criolla.

Creo que todos los que habitaban las mesas de nuestro ambiente eran europeos pechofríos, ya que los primeros aplausos que recibió el buen guitarrero, sinceros y entusiasmados, fueron los nuestros. Recién después de que el man dejó de cantar, me ocupé de la carta. Nati ya había elegido una sopa y trucha al limón, y yo fui con una sopa de tomates y trucha al ajo, con una cerveza Paceña. Finalmente nos clavamos un par de porciones de torta de chocolate con crema, todo por veinte bolivianos cada uno.

Ahora Nati vuelve del baño y dice que el lugar se llama Manka Uta, y que ella pidió sopa de tomate y yo no; que yo había pedido de hongos y lalalá. No importa, total yo recuperé los tres bolivianos en la balsa. ¿Mi plata no vale pió?

Olvidé comentar un delicioso detalle que hacía al buen ambiente y energía del lugar... Servían una manteca deliciosísima. Hace rato no comía una manteca con tanto gusto a tal. ¡Excelente!

Después, apurándonos por el frío, rajamos al hotel con muchas ganas de dormir mucho, y nos quedamos la mañana siguiente haraganeando unas horas en la cama. Cerca de las once salimos a caminar por la playa y buscar agua caliente. Nos volvimos a meter en la ciudad y paramos a desayunar en una placita cerca de alguna escuela. En la misma esquina compramos los boletos para visitar la Isla del Sol y un par de horas más tarde viajábamos en el techo-mirador del barco.


* La parte de la Isla del Sol vendrá con algún retraso. Tamos con problemas con la Mac, que está queriendo morirse, pero pronto lo arreglaremos (por ahora esperamos hacerlo!)

Hicieron público este comunicado oficial y achurado número tanto, Nati y Rulo para locaeialocoio, desde Cuzco, Perú.

2 comentarios:

marinhao dijo...

no te da vergüenza aprovecharte de un pobre niñito y sacarle ¿cuánto? 3$ bolivianos!. desde cuando te dedicas a asustar chicos? no te alcanza con mostrarte delante de ellos? y vos Nati? no te enseñé otra cosa? Amor y Paz.
ya no bajan mas del colectivo? aunque tengan ganas de ir al baño?
sigan disfrutando y haciendonos disfrutar a nosotros , muchos besos

Oscar dijo...

che loco... que capoooo... si la llevas asi como la contas... podes seguir hasta canadaaaa...!
Buen relator, y mejor andariego... suerte y con Fe... siempre...
UN ABRAZO... ahhh...disculpame...soy amigo de MARAAAA... esa chica delgadita, con su amante esposito... y su perrito... (angaá... itúlina el...), como dirian las viejas...
BUEN VIAJEEEEEEEEEEE... DISFRUTENMEEEEEENNN CON SUS RELATOSSSS...