miércoles, 30 de diciembre de 2009

Col...

Chiste fácil: Colombia se escribe con muchas mas letras... Pero bueno, esto es lo que pude escribir! Lo que pasa es que la gente es taaaan chévere... (en Colombia, en Panamá y acá, en Costa Rica).

Ay, ay, ay… Qué pena con nuestros amigos de Ecuador! De nuevo, y por responsabilidad absolutamente nuestra, tendremos que saltar un pocotón de historias y relatos con mucha gente que –sólo por ahora- no estará presente en el diario del viaje, para empezar a contarles sobre la bella, bella, bella, mágica e inolvidable Colombia! Amamos ese país, ijuemadre!!

Antes, sólo queremos mencionar y dejar un abrazo gigante y eterno para todos los que nos recibieron y acompañaron después de James en Cuenca. Ellos son: Juan Pablo en Riobamba, Marco en la selva del Puyo (a donde nos acercó con muy buena onda Wladimir), Simon, Weronika, Liz, Erika y la enérgica gente de Couch de Guayaquil, Jaime y su familia que son una belleza de gente (Jaime es el de los videos en el centro del mundo, ¡you rule brother!), los chicos de Capoeira de Quito, Angie y Diego de Tulcán.

Los lugares de esta gente les sugieren un poquito del recorrido que hicimos y más adelante (cuando tengamos casa y país nuevo!) contaremos en detalle. Ahora, nuestra preciosa Colombia.

Cruzamos el paso de frontera en Tulcán creo que un mediodía o casi, después de compartir el último desayuno (o almuerzo? puh, no me aguanto!) con Angie y su chico Diego. El cruce fue bien breve y tranquilo. Hicimos el paso caminando y, aunque nos tocó repetir un tranco largo entre las ventanillas de salida de Ecuador y entrada a Colombia, la cosa pasó rápido y en un rato estuvimos en un bus camino a Pasto.

Para mí, la entrada misma a Colombia fue algo mágico (es máhigo!). Estar en Colombia era llegar a un país que yo realmente apreciaba aun sin conocerlo, ya sea por una huevonada importante como el fútbol, la música, o quién sabe qué razones. Pero estar en Colombia era especial, era una cosa de vida; era llegar a un lugar desconocido y a la vez familiar, nunca visto y querido. Lo importante es que era único, ya desde antes de llegar. Y así siguió siendo… Lo cuento en concreto para no seguir escribiendo como Arjona:

Llegamos a la ciudad de Pasto, lugar donde por ahora vive Ale Quastumal, quien ha sido desde antes del inicio del viaje uno de los guías oficiales del trip. Lo llamamos por tel para ver cómo nos encontrábamos y dijo que lo esperemos en la Terminal, y al toque estuvo ahí. Antes de eso habíamos hablado con un tal “Michal” de Couchsurfing, al que habíamos encontrado y contactado previamente por la web. En principio me había caído bien su espontaneidad y sinceridad, y vi que teníamos una forma en común de ver ciertas cosas del Couch, por comentarios que me hizo. Pero todo lo que vino después, fue realmente inesperado, sorprendente, poderoso, mágico, espiritual, en cierta forma determinante y sin dudas que inolvidable.

Mike (que se llamama Michael, pero Nati anotó el “Michal” en principio, y no sabíamos como decirle) es pura luz. El man es un ser de mucha magia, un loco de conocimiento, de reflexión… Este pastuzo es una fuente de conocimiento que guau… te vuela los pelos a cada rato y no para de abrirse y compartirte cosas que son pura vida, puro espíritu. Para que se hagan una idea más concreta de lo grosso que es Mike: cuando llegamos a su casa, el ya tenía alojada a una pareja uruguaya, Fede y Vane otros que se hicieron inolvidables amigos de viaje. Nos recibió a nosotros también y estuvimos en su casa por más de VEINTE días! Ya éramos cuatro los invitados en una casa pequeña, donde sólo vivían tres personas: Mike, su hermana y su sobrina. Y más adelante cayó otro man (este sí que cayó de algún otro planeta o de una luna colgada en el espacio), un alemán que, pobre, nunca pudo acoplarse a nuestro ritmo de familia descocada y delirante. Claro, ya habíamos compartido unos 15 días con Mike y los uruguayos, y nos habíamos convertido en una familia delirante, con todo lo que tiene que tener. Y el pobre man, al que hasta ni el nombre le aprendimos bien, no cazaba una. Se reía siempre por las dudas, ja. No era malo, pero estaba muy colgado el pobre.

Y bueno, así que este era el cuento en la casa de Mike. Cuatro vagos continentales más él y a veces Ale quilombeando en la casa, cocinando y comiendo, estando tirados en cualquier sillón, manta, alfombra o piso, charlando, leyendo, aprendiendo a hacer artesanías, riendo como tarados y ¡peleando también a veces! Yo estaba en unos días bieeeeen especiales y Nati andaba como abriéndose al mundo por su lado, entonces había un poquito de tensión, pero era parte evidente de un cambio y de un crecimiento bien importante.

Y Mike (también conocido como Mario o el hóven Maicol) andaba siempre dando vueltas con su trabajo y vainas, pero a su vuelta algo pasaba en la casa y siempre pero SIEMPRE había algo muy copado que charlar y aprender con el man.

Lo que vivimos durante ese mes es muy difícil de contar. Simplemente comenzamos a ser hermanos para toda la vida, a conocernos, a conectarnos y a vivir relajados y felices, haciendo lo que deseábamos absolutamente todo el tiempo de todos los días. Entre esas cosas, una de las más especiales e inolvidables fue haber ayudado a Mike en su trabajo… ¿Aburrido, no? NO! El loco trabajaba en ese momento llevando talleres de plástica a jardines y escuelas, con nenitos de cinco o seis años como máximo. Y nos invitó a compartir eso y ayudarlo… y que chiiiiiiiiiiiiiimba parce, que magia! Guau! Eso fue realmente una hermosura… no hay forma de decirlo. Algunos de ustedes vieron las fotos y se podrán imaginar algo. Mejor, porque no se puede explicar mucho, apenas decir que era simplemente tirarse al piso, dibujar y pintar con niños, recibir abrazos, besos y flores, ser por primera vez un “pofe” (un profe, maestro de jardín!), recibir como nunca en la vida pedidos de ayuda de niñitos que querían chichí y popó! Los niños son unos tesoros deliciosos; se me acaban los adjetivos para describir todo lo que fue eso. Fue hermoso, pleno y enorme.

Creo que fuimos a las salitas unas cinco veces. Y era un caso extraño en un punto: uno iba con las energías normales, o a veces algo bajas (repito acá que yo estaba en unos días medio raros conmigo mismo), luego cuando compartía con los niños se llenaba uno de muchas muchas pilas y estaba con los sentidos al máximo. Y cuando todo terminaba te quedabas paila, físicamente agotado y con la cabeza inútil por un rato, pero con una sensación de estar lleno de esa pureza infantil que te hacía simplemente muy feliz. Era como una borrachera o resaca pacífica, pero multiplicada un millón de veces.

Si tengo que hacer una lista de las cosas que hicimos en Pasto, debo… AH! Debo contar, antes que nada, que fuimos a la ciudad por dos o tres días. Y saben que nos quedamos casi un mes! Jaja! Porque siempre había algo que visitar, conocer o hacer, y siempre faltaban tres o cuatro días para poder hacerlo. Y como nos sentíamos y estábamos en nuestra propia casa, y además volvíamos a tener una familia, pues claaaaaro, nos quedamos un poquito más! A lo bien…

Una de las cosas más interesantes que nos tocó esperar un chance en la ciudad fue un encuentro de culturas aborígenes andinas. Fue un evento que reunió a indígenas desde Bolivia hasta Estados Unidos, para debatir temas y más que nada compartir conocimiento con nosotros, los latinos capitalizados, los engranajes del decapitalismo. Sus mensajes eran bien simples y claros: volver a la naturaleza, al espíritu de la naturaleza, a la magia, a lo divino del mundo, integrar a la mujer, valorar su sabiduría… Cosas básicas y simples, bien contadas desde la experiencia de gente que tiene otra mente y que tiene un don increíble de abrirse, compartir, dar, enseñar y ayudar. En este contexto de aprendizaje, también escuchamos bastante acerca de las plantas medicinales (Yagé o Ayahuasca, Coca, San Pedro, Marihuana y otras, para ellos sagradas) y la diferencia que hay entre la concepción indígena y la nuestra de esos medios de curación, magia y saber.

Otra historia inolvidable fue una frustrada escalada al volcán Galeras, cerca de la ciudad. Estaba programada para un sábado, comenzando por salir a las 5 AM. No sólo que no salimos a la hora pautada –latinoamericanoooooooos!- sino que estuvimos enfiestados, bailando y tomando chela y guaro hasta medianoche. El Mike se zarpó y estuvo haciendo quilombo en la casa, bieeeen borracho, como hasta las 6! Bueno, la cuestión es que teníamos que levantarnos y caminar CINCO horas hasta el cráter del volcán! Todo eso, contando con la suerte de poder pasar el control de la vigilancia bien temprano en la mañana, ya que estaba prohibido subir al Galeras por peligro de erupción, je.

Bueno, imaginen esa mezcla. Eramos seis: Mike, que siendo nuestro guía oficial estaba borracho y caminaba como un autómata adelante y bien lejos, tanto que se acostaba a dormir a ratos para que logremos alcanzarlo; Fede el uruguayo, que siempre tiene energía y predisposición para todo y no había tomado una gota; Vane la uruguaya, también enganchada y divertida siempre, pero menos lanzada; Ale, el único local que más o menos conocía el lugar y a la vez estaba sobrio; Nati que no te camina ni hasta la heladera, y yo que estaba con algo de guaro adentro, absolutamente consciente de que jamás llegaría a la cima, pero feliz de estar donde estaba.

El fin de la historia...

*En esta parte ya me invitaron a charlar, salir o tomar cerveza... no me acuerdo!
Un abrazo grande a
Juancho, Victor y Maky del hostel Villa Verde de Boquete, Panamá! Si van, búsquenlos!


Estimados lectores, visto y considerando los retrasos ocurridos en el relato de viaje, voy a tomar yo la posta y continuar como corresponde. Pido disculpas, ya que no escribo tan bien como mi marido, pero prometo esmerarme todo lo posible.

El fin de la historia…

El fin de la historia es que nunca llegamos a la cima del volcán, por supuesto. Mike se durmió un bueeen rato mientras Vane, Fede, Ale y yo desayunamos algo pa cargar energías, hasta que Rulo nos alcanzara. Cosa que jamás sucedió, así que despacito emprendimos el camino de retorno.
Una vez abajo, y mas o menos una hora después de haber desayunado, decidimos hacer otra “paradita” para almorzar, ja!
Así fue nuestro último día en Pasto. La mañana de partir llegó y la truop, ya sin los pastuzos, siguió viaje junta. Mike nos acompañó hasta una bomba para que los cuatro siguiéramos viaje hasta La Dorada, donde nos esperaba Cristian y su familia. Cristian es amigo de Ale, quien nos recomendó visitar el lugar ante el asombro de muchos colombianos que jamás se habían animado a hacerlo.

La Dorada es un pueblo bien pequeño, en Putumayo, pleno corazón de selva amazónica poblada de paramilitares, FARC y retenes policiales. El viaje estuvo pesado, no por las paradas que tuvimos que hacer para que nos requisaran, sino por el calor que derretía hasta las tapitas de agua. Llegamos a La Hormiga, cuando ya era de noche- noche, y mientras esperábamos a que Cristian nos viniera a buscar (porque ya no había transporte a esa hora) agradecimos a Dios estar los cuatro juntos.
Cristian fue mucho más amigable y simpático de lo que habíamos imaginado. Vino a buscarnos en un auto oficial de la municipalidad (claro, su padre es concejal) y adivinando nuestro hambre (en realidad siempre teníamos hambre) nos compró un pollo con papas fritas sólo para que nos entretengamos en el camino a casa. Allá nos recibieron su esposa Daisy y sus dos hijos (los cuales merecen un párrafo aparte) con la cena lista para compartir. La cual, por supuesto, comimos antes de irnos a dormir cual ballenas encalladas. Vane y Fede ocupaban el cuarto de Beyer y nosotros otro cuarto camino al baño.

El joven Beyer era lo más… lo más hinchapelotas, ja! Tenía cuatro años pero hablaba como si tuviera ocho y su hermanito Santiago apenas seis meses pero pesaba como uno de un año. Como se imaginarán, Rulo y Fede en seguida ganaron puntos porque se revolcaban en el piso con Beyer, se pegaban y cuanta cosa más se imaginen. Pero a Vane y a mí no nos caía demasiado simpático, aunque debo reconocer que al final terminamos queriéndolo. Y mucho.

La estadía en La Dorada estuvo muy muy bien. Si no estábamos comiendo, paseábamos por ahí conociendo frutas nuevas, chapoteando en algún río o haciendo sociales. Lo mas gracioso fue que todo el pueblo entero sabía de nuestra estadía y nos llamaban en plena calle para que les habláramos. Sólo para escuchar nuestro acento argentino.

Y llegó el día de la despedida: nuestros hermanos del alma tenían que seguir viaje por su lado y nosotros por el nuestro, pero con la promesa de encontrarnos nuevamente en Bogotá. No recuerdo hacia donde partieron Vane y Fede, pero a nosotros nos esperaba un viaje, no demasiado corto, a San Agustín. La idea era ir a la casa de un tío de Nata, que no mencionamos anteriormente pero es una amiga que conocimos, gracias a Ale, en Pasto. Cuestión que nunca habíamos hablado antes con el tío, ni podíamos comunicarnos con Nata para que nos diera su teléfono y avisarle que ese día llegábamos a su casa. No hace falta aclarar que tampoco teníamos cómo llegar a su casa...
Para ser breve, recién al llegar a San Agustín logramos hablar con el famoso tío, quien nos dijo que nos esperaba antes y que ese día el ya no estaba en la ciudad, sino había salido de viaje. Literalmente estábamos en la calle, y fue como llegamos a una plaza donde un par de artesanos medio borrachos nos ofrecieron lugar donde quedarnos esas noches. Por supuesto que cuando vimos donde era, no nos quisimos quedar y conseguimos una cabañita a un precio razonable.

Estuvimos poco tiempo en la ciudad, porque no había para ver más que unas estatuas talladas por aborígenes, que no recuerdo como se llamaban pero estaban de lo más interesante.
Como ya nos habían mencionado antes, en esa zona del país era muy común conseguir camiones que transportan frutas para viajar de manera económica o, si tenes suerte, gratis. Y a la búsqueda fuimos, con tanta suerte que al otro día por la tarde salía uno hacia Cali, nuestro destino final. Lo que nunca nos dijeron fue que el viaje duraba unas 7 u 8 horas para hacer un recorrido de 140 km. Y mucho menos, que íbamos a tener que viajar arriba de una tablita apoyada sobre cajones de lulo que cada vez que el camión se movía, nos desplazábamos de un lado a otro como si estuviéramos en el zamba del Italpark. Y para coronar la cosa, el lulo es una fruta que tiene una especie de “pelusa” que se desprende y pica más que si agarrás la ortiga con la mano. Concluyendo, estábamos medio descompuestos por el traqueteo, nos picaba hasta el culo, estábamos medio mojados por la humedad que se condensaba en la lona del techo y cagados de frío.

Eso hizo que a mitad de camino, llegando a Popayán, decidiéramos bajarnos de ese espantoso camión y pasar la noche ahí. Habíamos salido a las cinco de tarde, era casi medianoche, y nos faltaban aún como tres horas más para llegar a Cali. Fuimos a dar con un hostel de alemanes/austriacos/suizos o algo así. Muy lindo, no muy caro y con una cama bien cómoda y un baño caliente para revertir lo que el viaje había hecho en nuestros cuerpos. Al día siguiente dimos un paseíto por la ciudad, que resultó ser muy interesante y después del almuerzo partimos a Cali porque teníamos que llegar antes que oscurezca. Como en todas las oportunidades que tuvimos que viajar dentro de Colombia, salíamos en un bus urbano hasta la ruta, probábamos arrancar a dedo y, como jamás funcionaba, negociábamos un precio con los choferes de los buses.

Llegamos a Cali por la tarde, tipo cinco, y fuimos directamente al local de Carlos, un nuevo amigo que nos esperaba. Para nuestros chera´as paraguayos, podemos decir que Carlos es igualito a Mili, en todo sentido, sólo que es blanco (bueno, sí... la diferencia es, en este aspecto, abismal e insalvable. Pero fuera de eso, es muy parecido!). El tipo habla con la misma onda, gesticula IGUAL, abre mucho los ojos para contar huevadas y se ríe mucho. Ah, y cuenta pila de chistes boludos, jaja!. Cuestión que el Mili caleño allí nos estaba esperando, nos dio un pantallazo de la ciudad y lo que podíamos hacer, y una muy buena bienvenida junto a Wilson. Ambos se convertirían en nuestros padrinos durante la estadía en Cali.

Salimos los cuatro con destino incierto, pasando por parques, monumentos, hasta una inauguración de una exposición de arte con bocaditos incluidos; mientras hacíamos tiempo hasta que Luis, nuestro host, saliera de trabajar. Comimos cholados, nos encontramos con Luisa y así fueron pasando las horas. Para coronar la noche, nos llevaron al rumbiadero La Jungla en Pance, un lugar cercano a Cali, mezcla de camping del sindicato de camioneros y bailanta de La Matanza. Ahí bailamos nuestra primera salsa oficial caleña, tomamos unos tragos y terminé en el baño devolviéndole a la naturaleza los cholados y todo lo que tenía en mi estómago.

Todos los chicos caleños pertenecen a otra comunidad de viajeros de la cual nos hicimos miembro partir de ese día: viajeros.com. En resumidas cuentas, los días en Cali estuvieron muy buenos...*


Bueno, se volvió a estrangular la manguera redactora! Hasta acá las historias por ahora... Che, alguien las lee? Avisen ja! No nos hagan escribir al pedoooooo! Chau!



Y para que lo entiendan mejor, vean nuestro glosarito de colombianismos y panameñismos ja!

a lo bien: posta, seguro
bomba: estación de servicios, gasolinera
breve: simple, facil
chance: un momento, un toque
chela: cerveza
chimba: algo "recopado"
cholado: granizado de hielo con salsa de frutas, leche condensada y trozos de piña, durazno y frutilla (boom!)
guaro: trago, bebida blanca
huevonada: boludez
paila: estar jodido, o choputa
parce: amigo
pena: vergüenza
pocotón: un montón, una bocha
rumbiadero o bailadero: disco, boliche

17 comentarios:

maru dijo...

eeeyy q linda descripcion de los niños, yo tenia una muy parecida con mi niños asi q me emociono mucho...te veo sonreir con una sinceridad increible en todas las fotos bro!!! cuestion q es rara...vos, en fotos...riendo??? nooooooooooooooooo jajaja cuñada...estas radiante...me hace feliz su aventura y espero seguir compartiendola asi, de a pedacitos. los quierooo! besosos!!!

Formonauta dijo...

qué buenooooooo!!! volvieron las cróooonicaaas!!!

che, Rulo, dale más seguido el teclado a Naty que así, miti y miti, "da más gusto" leerlos.

Voy a tener que pasar por la casa de Michal...

y sigan escribiendo que Costa Rica está lejos de Cali!!!!

a mí, acá en medio del monte en esta comunidad indígena, me hicieron viajar un montón...

besos!
Ceci

Cristian Ochoteco dijo...

Ey Tototinooooooooooom!

Riendo??? En FOTOS???? PARA QUEEEE?!?!?!?!

LA CARA DE PELOTUDO FOTOGENICO QUE TENGO NO ME LA AGUANTOOOOOOOOOOOOO! JAJAJAJ! PREFIERO NO VER :P BESOOOO!


Ceci, ahi veo si le paso el teclado o no... me arruina el style jajaja!

Pero mejor asi pa que se siga escribiendo la historia pues! Besos!

Cristian Ochoteco dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Si aunque sea tarde yo al menos lo leo!!!! jejeje sigan pasandola lindo!! se los quiere!!! besotes randes

carlos dijo...

me alegro que hayan decidido volver a estar presentes, y apoyo rotundamente la inclusion ( no el cambio) dc Nati en la redaccion. Es una nueva vision, mas detallada y minuciosa aunque menos pintoresca.
Creo que la conjuncion de los dos es mas que buena: con una viajo con el otro me divierto.
GRACIAS!!! sigan con masfrecuencia!!!

Mara y Pato dijo...

holaaaaaaaaa...si que los leemos!!! x aca calor-lluvia-inundacion-calor-lluvia...y asi jaja..pero bien...les mando un besote..los keremos!!!

Anónimo dijo...

Aqui estamos y seguiremos estando! Abrazos! Lapro

Cristian Ochoteco dijo...

Bueno, que bueno que esteAn!

Hoy, como quien en Lationamérica dice AHORISTAMISMO, estamos en uno de los días, creo, más locos del viaje!

Acabamos de pisar Nicaragua, estamos en la ciudad de C**** (no me acuerdo!). Pero se supone que es lo cool del mundo Nica, el paraiso gringo o algo parecido.

No es por eso que está loco sino porque: nos reencontramos con gente COLOMBIANAAAA!!!! Yeah! Una loca y su marido canadiense nos trajeron desde XXXXXX (no es que no me acuerde, es q tábamos de paso nomás un segundo ahi jajaja) LA ONDA es que nos hicieron pasar la frontera, so pena para ellos de ser perseguidos por los polidrogas, que se suponen que luchan cual jíman contra el narcotráfico, aunque todos sabemos que de el viven ijueputas todos!

Bueno el divague... (que se extiende suficientemente como pa que se den cuenta que me tomé unas cuantas con la colombiana y el dorima del país con la bandera de la hoja de arce y los colores de Perú) es que no solo nos trajeron en ride (léase "raid" y entiéndase dedo, jalón o bote) sino que nos pasearon por la city de C***** -en la costa oeste del lago Nicaragua pa mas detalles- y ahorita nomás, si la borrachera no los durmió del todo, nos vienen a buscar al hotel para ir a rumbiar, chelea, guarear, dancetear y todo los *ar-*ar-*ar que la ocasión amerite... a un bar gringo-cool con canilla libre de 9 pm a 2 am!!!!

Bueno, me voy a empolvar el respingado respiradero que tengo para no retrasarme más (son las 9.10, ya nos perdimos DIEZ MINUTOS de la canilla libre más barata de
Centroamericaaaaaaaaaaaaaaaa!)

Para más detalles del nivel de divague actual: mañana me hago las trenzas, cuando me aburra las rastas (en menos de 15 dias :D) y despues me pelo el cocooooooooooooooooo! jajajaaa! Posta, I promesss, afeitadora a cero!

Y gorro, claro... o vincha, lo que haiga!

Natalia (Cali) dijo...

Es muy bacano poder leer la cotidianidad de viajeros como ustedes...acabo de descubrir este espacio, creo que me volvere fan...los seguire leyendo...DEJEN la pereza y escrban pues que de Cali a nicaragua hay bastante trecho...

Anónimo dijo...

¡Rulo! ¡¿Ya tenés la idea para el Shopping del Sol?! Mañana es la presentación, estamos cagados, vamos a perder el cliente...

Sólo un fragmento de tu vida anterior para que valores esta.

Cristian Ochoteco dijo...

Ale Marotta vive???????????????????? Bueno, por lo que sÉ tambien ha salido de su "vida" anterior, asi que ojala que viva bastante!

SerÁ posible... asimismo????

Anónimo dijo...

¡Jaja! Soy Pitu.
Chau (y hola para siempre).
Mañana partido despedida de Javi en una canchita en un por ahí de Paraguay, ¿venís?
La frase es: Yo me equivoqué y pagué, perooo... pero el mouse no se mancha.

Cristian Ochoteco dijo...

Locooo! En serio se va el Guachoski??? Que bueno que la gente se siga liberando!

Sientanse envidiados al menos en mi ausencia al partido, no juego hace bastante!

Bueno exitoe en todo; un abrazo chauyhola!

Anónimo dijo...

0pino que se me a piantao el lagrimòn,porque parece que estamos juntos otra vez,gracias por permitirme conocerlos,los quierooooooo,yo el fede..el del bichitoooo!!!!

Jorge Ramiro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Oscar dijo...

Borges un poroto, relatando sus vivencias, yo soy uno de los locos que te lee o los lee... saludos a todos y sigan ... ah pero estamos en el 2015...